La creación de un videojuego como proceso educativo: una conversación con una bonita experiencia.
La introducción de elementos tecnológicos y videojuegos en los procesos de aprendizaje en entornos educativos está cada vez más presente en los debates sobre cómo mejorar la experiencia de nuestros jóvenes en un contexto en el que lo digital se está incorporando a más ámbitos de nuestras vidas.

La educación y la formación están evolucionando para adaptarse, incluir o interactuar con los diferentes cambios tecnológicos que se están produciendo en nuestra sociedad: tabletas, smartphones y todo tipo de dispositivos están entrando a formar parte de los procesos educativos. Los videojuegos han comenzado a utilizarse en las aulas con fines educativos más allá de la diversión y el entretenimiento: son herramientas para enseñar desde lógica y estrategia avanzadas, hasta cuestiones muy prácticas.

Los videojuegos pueden ser una herramienta de aprendizaje muy estimulante para los jóvenes en nuestras escuelas. Pueden abordar determinados contenidos curriculares y, sobre todo, pueden apoyar el desarrollo de ciertas habilidades necesarias para fomentar su competitividad y sus hábitos de trabajo. Estos hábitos deben basarse en la
complementariedad del conocimiento y el trabajo en equipo.

Aunque los videojuegos están cada vez más presentes en la educación formal y no formal como herramienta para implicar a los alumnos en un proceso de aprendizaje, todavía hay muy pocas guías que ayuden a profesores y alumnos a crear sus propios videojuegos adaptados a sus propias necesidades.

Uno de los objetivos del proyecto Gaming for Skills es contribuir a la construcción de herramientas de aprendizaje para que los profesores puedan tener ciertas referencias para poder aplicarlo en su propio contexto y según sus propias necesidades.

Para ello, hemos realizado una pequeña entrevista a Òscar Martínez que ha participado en el desarrollo del proyecto europeo CoGame y coordina el proyecto MakerConvent, un espacio de creación digital, tecnología social y aprendizaje informal, que forma parte del centro cívico Convent de Sant Agustí especializado en creación audiovisual y tecnología, que se encuentra en Barcelona.

El objetivo de la entrevista es conocer su experiencia en la creación de videojuegos con jóvenes de entre 12 y 16 años.

– Buenos días Òscar. ¿Podrías explicar brevemente en qué consiste el proyecto MakerConvent?
El MakerConvent es un espacio de aprendizaje informal que ofrece una introducción a las nuevas herramientas de fabricación digital, prototipado y producción digital. Su principal atractivo es que está ubicado en el Centro Cívico Convento de Sant Agustí y todo el trabajo que se realiza está abierto al público en general y dirigido al barrio.

En este entorno de aprendizaje, los niños, los adolescentes, los adultos y las familias pueden jugar, diseñar y crear juntos, reutilizar materiales cotidianos de forma emocionante y fomentar la experimentación y la exploración basándose en la idea de que cometer errores es una gran forma de aprender.
El MakerConvent pretende facilitar el acceso al conocimiento general de los nuevos métodos de producción y fabricación digital a personas de todas las edades. El proyecto, concebido como un makerspace, proporciona y utiliza técnicas de pensamiento de diseño, electrónica, código, mecánica, robótica, y también lleva a cabo proyectos que conectan a los artistas digitales con la gente del barrio.

– ¿Puede hablarnos del proyecto en el que creó varios videojuegos con adolescentes? ¿Cómo fue el proceso de creación?
Cuando tratamos de facilitar el acercamiento de estas herramientas digitales, ya consideramos este proceso en función de la tipología y la edad de las personas.

En este sentido, cuando trabajamos con adolescentes solemos diseñar las actividades de forma que se haga más énfasis en el desarrollo de habilidades emprendedoras y en la profundización de conocimientos en áreas específicas como la electrónica, la codificación o la robótica. Las actividades se diseñan desde un punto de vista creativo y educativo. La participación en el proyecto CoGame de la UE nos ofreció esta posibilidad.

Los jóvenes juegan a los videojuegos, pero no tienen un pensamiento crítico. Un videojuego es software, arte, documentación, audio y capacidad de juego. La metodología de desarrollo de videojuegos es la agilidad basada en el prototipado interactivo. En consecuencia, un videojuego es un proceso complejo en el que intervienen muchos perfiles de trabajadores: diseñadores, documentalistas, informáticos, escritores, dibujantes, expertos en sonido, etc.

Como fuente de empleo, ha mostrado un crecimiento imparable en las dos últimas décadas y ha ido generando miles de puestos de trabajo en Europa, en muchas pequeñas y medianas empresas, pero con una oferta de FP muy errática y dispersa.

CoGame es una introducción a este mundo desde cero, es un espacio de pruebas, de descubrimiento de vocaciones y de vida de un amplio grupo de trabajo.

Trabajamos con 15 adolescentes de ambos sexos en el desarrollo de 4 videojuegos. Estuvimos una semana, 4 horas al día; 20 horas de trabajo. Es un proceso intensivo y los dividimos en pequeños grupos. En la fase de preproducción, cada grupo planifica su proyecto centrándose en el desarrollo de la idea y el concepto y en la producción de documentos de diseño iniciales. Nos centramos en trabajar en lugares únicos de Barcelona con mucha historia. Desarrollaron un breve resumen, una presentación para los demás grupos, la historia y la mecánica de juego.

A continuación, los grupos pasaron a la fase de producción, trabajando en el desarrollo dentro del software creativo, en nuestro caso RPGMaker. El diseño del juego es un proceso esencial y colaborativo de diseño del contenido y las reglas de un juego, que requiere competencia artística y técnica, así como habilidades de escritura, cada grupo puede sincronizar su trabajo.

En la fase final, la presentación del videojuego final, cada grupo ha explicado el proceso creativo, los problemas y los retos y todos hemos jugado a los demás videojuegos. Nuestra evaluación consiste en ver cómo los participantes desarrollan nuevas habilidades o descubren competencias ocultas.

– ¿Y cuál es el grado de implicación de los jóvenes participantes?
La implicación de los jóvenes es mucho más sencilla cuando se trata de videojuegos. Que es más, cuando empiezan a descubrir todo lo que implica la creación de un videojuego, su interés va en aumento y ven cómo pueden contribuir al grupo con sus propios conocimiento y aprender de los demás.

– ¿Cómo valoras la participación de los jóvenes en el proceso de creación de videojuegos? ¿Qué habilidades de aprendizaje crees que han desarrollado?
Creo que, si queremos que la participación sea significativa, el elemento más importante es cómo creamos los elementos adecuados para que el grupo de jóvenes organice su flujo de trabajo. Sabemos hacia dónde queremos que vayan, así que tenemos que ayudarles proporcionándoles los recursos necesarios.

Hemos detectado que los jóvenes que han participado en el diseño de videojuegos tienden a desarrollar varias de las siguientes habilidades: orientación al detalle, orientación a los objetivos, capacidad para resolver problemas, buena capacidad de comunicación, capacidad para resolver problemas, trabaja bien en equipo, habilidades matemáticas
avanzadas, habilidades informáticas, pensamiento creativo, habilidades de escritura, habilidades de dibujo digital.

– ¿Qué recomendaciones daría a los educadores o profesores que quieran iniciar un
proceso de creación de un videojuego con sus alumnos?
Lo primero que debemos transmitir a un grupo de jóvenes que se inician en el campo del desarrollo de videojuegos es que deben divertirse, poner en práctica sus habilidades ya adquiridas y compartirlas con el grupo. Cometer errores es la forma de mejorar.

Gracias Òscar por darnos una visión de estos proyectos; ha sido un placer hablar contigo.

 

 

2021-05-21T08:45:58+00:00